martes, 4 de septiembre de 2012

EL MOVIMIENTO OBRERO

Ver anterior: LA GRAN INMIGRACIÓN


EL MOVIMIENTO OBRERO

Desde las últimas décadas del siglo XIX irrumpió un nuevo actor social: el movimiento obrero. Su crecimiento derivó de varios factores: los cambios económico sociales, el aporte inmigratorio y las nuevas ideologías que estos aportaron. Lógicamente que tuvieron mayor incidencia en los grandes centros urbanos del litoral, donde el aporte de inmigrantes fue más numeroso. 

Pese a la prosperidad económica del país, la situación de los trabajadores era penosa: excesivas jornadas laborales(hasta 14 horas), salarios muy bajos, pésimas condiciones de higiene y seguridad, trato despótico a los obreros sin reconocerles el más mínimo derecho a reclamar. Las corrientes clasistas internacionalistas como el anarquismo, el socialismo y el sindicalismo fueron las que mayor repercusión tuvieron, aunque sus distintos enfoques para enfrentar el sistema capitalista impedían la tan ansiada unidad sindical. 

Los reclamos de carácter revolucionario, la creciente agitación social y el incremento de las huelgas, alarmaron a la clase dominante que los consideró como “un real peligro social”. En 1902 el Congreso sancionó la llamada Ley de Residencia que habilitaba al Poder Ejecutivo a la expulsión del país a todo extranjero que perturbara el orden público o comprometiera la seguridad nacional. Se trataba de un elemento coercitivo contra el movimiento obrero.
PRIMERAS HUELGAS DEL MOVIMIENTO OBRERO

Con altibajos, las acciones de protesta fueron creciendo mediante manifestaciones multitudinarias o huelgas y la violencia aparecía con creciente frecuencia. El 1 de mayo de 1909 una multitudinaria manifestación obrera fue objeto de una brutal represión policial, cuyo resultado fue de 8 manifestantes muertos y más de 100 heridos. Se llamó a una huelga general que paralizó a la ciudad de buenos Aires por varios días. Pese a que el Presidente había felicitado al jefe de policía coronel Ramón Falcón por su desempeño en la represión, finalmente las autoridades aceptaron negociar. Este hecho se lo conoce como la “semana roja”. 

En noviembre un joven militante anarquista, Simón Radowitzky, asesinó con una bomba a Falcón y su secretario, como un acto reivindicatorio de los obreros muertos en mayo. Este hecho dio pie para una escalada en la represión y persecución al movimiento obrero por parte del poder político. En 1910 se sancionó la ley de “defensa social”, que acentuaba las disposiciones de la Ley de Residencia, incluyendo la pena de muerte en casos de terrorismo que causaran muertes.       

Ver siguuiente: LA REPÚBLICA RADICAL


lunes, 3 de septiembre de 2012

LA GRAN INMIGRACIÓN

Ver anterior: LA GENERACIÓN DEL ´80

LA GRAN INMIGRACIÓN

Durante el último tercio del siglo XIX, Argentina fue receptora de un constante flujo de inmigrantes, interrumpido solo por acontecimientos muy puntuales como la crisis de 1890 o la Primera guerra Mundial (1914-1918). Como consecuencia de la Revolución Industrial, casi 70 millones de personas abandonaron Europa. Cerca del 10 por ciento se radicaron en la Argentina.

HOTEL DE LOS INMIGRANTES, BUENOS AIRES, 1912
¿Por qué vinieron? Se dieron una combinación de factores que determinaron los flujos migratorios. Por un lado, las condiciones dadas en los países de origen, denominados factores de expulsión: desocupación masiva, bajos salarios, crisis políticas, etc. Por otro lado, operaron los factores de atracción del país de destino: la Argentina ofrecía la promesa de abundantes fuentes de trabajo, salarios más elevados, educación pública para hijos de inmigrantes, y una sociedad dinámica donde el ascenso social era posible. Entre 1880 y 1914 la gran inmigración forjó en nuestro país una sociedad radicalmente nueva, transformando las estructuras sociales, económicas, políticas y culturales. Para 1914, casi la mitad de los habitantes de la ciudad de Buenos Aires eran extranjeros.

En un principio, la población inmigrante fue esencialmente masculina y adulta; esto responde a las necesidades del mercado laboral. Recién en las primeras décadas del siglo XX, la relación entre hombres y mujeres inmigrantes comenzó a emparejarse. Si bien la población inmigratoria provenía de casi todas las naciones europeas, la gran mayoría lo hacía de solo dos países de origen: Italia y España. Como era de esperarse, la distribución geográfica de los extranjeros no fue pareja, concentrándose la gran mayoría en la región económica más dinámica: la Pampa húmeda. Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos congregaron el 87% del total de extranjeros. En las áreas urbanas, y sobre todo en Buenos Aires, la construcción, los frigoríficos y los medios de transporte proveían fuentes de trabajo alternativas a las áreas rurales.
EL CONVENTILLO, LA VIVIENDA DEL INMIGRANTE.
Como la producción de cereales y carnes para el mercado externo era más rentable a través de grandes latifundios, el acceso de los inmigrantes a la propiedad rural fue muy limitado. Los grandes terratenientes organizaban sus tierras en parcelas para ponerlas a producir. De este modo se establecía un contrato de arrendamiento: cada parcela era entregada a un inmigrante en alquiler para que la trabajara por un período de tiempo determinado (usualmente eran 2 años). Así, el inmigrante se convertía en un pequeño productor rural independiente que llevaba adelante las tareas agrícolas, pero no era propietario de la tierra que trabajaba. Esta imposibilidad de convertirse en propietario no favoreció en lo absoluto el establecimiento de población en el área rural.

En Argentina, el proceso de urbanización se encuentra estrechamente relacionado con el de la inmigración y con las condiciones del mercado de trabajo. El afincamiento de un trabajador y su familia dependía de una oferta de trabajo estable; que como vimos, el trabajo rural usualmente no se lo proporcionaba. Así, la ciudad se le presentaba al inmigrante como un hábitat posible y deseable para su radicación. Buenos Aires, y en menos medida Rosario, fueron las ciudades que mayor flujo de inmigrantes recibieron. 

El crecimiento de la ciudad de Buenos Aires en este período fue vertiginoso, convirtiéndose en una gran ciudad. La expansión se produjo del centro hacia la periferia. La vivienda popular más difundida en el centro d la ciudad era el conventillo. Sus habitantes eran trabajadores poco calificados, que se desempeñaban en el puerto, en la construcción, o en fábricas y talleres artesanales. Cada familia tenía acceso a una habitación propia y debía compartir la cocina y el baño con otras. Hombres, mujeres, niñas y niños de diferentes edades solían usar las mismas habitaciones en un clima de hacinamiento y, a veces, de promiscuidad. 

Con el correr del tiempo, se fueron extendiendo los recorridos de los medios de transporte y abaratando el costo de las tarifas. Así, cada estación de tren generaba un poblado, que más tarde daba lugar a un barrio. Esto se combinó con otro proceso: la venta de lotes de tierra en módicas cuotas, dando la posibilidad al inmigrante de abandonar el conventillo y acceder al terreno para la construcción de la vivienda propia.  


ACTIVIDAD:     
1) Utilizá el cuadro para calcular: a) Cantidad total de inmigrantes entre 1880 y 1930 - b) Diferencia la cantidad de inmigrantes por nacionalidad en dicho período.
2) Elegí un barrio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, investigá en la web cuáles fueron sus orígenes y redactá un breve informe de tu investigación.

Ver siguiente: EL MOVIMIENTO OBRERO

domingo, 2 de septiembre de 2012

LA GENERACIÓN DEL ´80

Ver anterior: EL MODELO AGROEXPORTADOR

A partir de la presidencia de Roca fue ganando importancia un grupo de hombres, identificados posteriormente como la Generación del 80. Este grupo le dio contenido ideológico y político a esta época de la historia argentina, llena de transformaciones en todos los sentidos.

Eduardo Wilde, Lucio V. Mansilla, Miguel Cané (h), Eugenio Cambaceres, entre otros, fueron protagonistas - desde el gobierno, el libro o el periodismo -  de una labor que dejó en claro un modelo de país agroexportador, estrechamente vinculado al mercado inglés y permeable a la inmigración.

Liberales-conservadores, creían que el manejo de los asuntos políticos se reservaba a una elite, a una minoría poseedora del saber y de la riqueza. Para poder entenderlos, cabe destacar el siguiente ejemplo. Cuando a Eduardo Wilde le preguntaron qué opinaba del sufragio universal, respondió que "es el triunfo de la ignorancia universal".

Hubo entre los hombres de la generación del 80 espíritus religiosos y no religiosos, predominaron y ejercieron mayor influencia estos últimos. El amor a la riqueza y el orgullo de sentirse aristócratas decoró a la modesta Buenos Aires con las infinitas vanidades que movían a las burguesías ricas de Londres o Paris. La construcción del edificio del teatro Colón, proyectado por el gobierno de Juárez Celman, simbolizó las preocupaciones por el goce estético  en el más alto nivel de lujo.
TEATRO COLÓN INAUGURADO EL 25 DE MAYO DE 1908

Herederos de padres ilustres, creyeron merecer no sólo el prestigio que rápidamente conquistaron, sino también la dirección política del país. Quizá fuera por eso que sus integrantes supusieron que pertenecían a una clase superior de aquella formada por los que buscaban la riqueza por medio del trabajo. Poco a poco, se sintieron los elegidos; fueron los aristócratas, en una sociedad donde comenzaban a diferenciarse profundamente las clases económicas.

Esta generación fue un fenómeno cultural trascendente, fruto de la política educacional liberal. Sus hombres oscilaban en los 30 años de edad  y se formaron en los Colegios Nacionales, lo que les permitió pertenecer a los grupos privilegiados convirtiéndose en ilustrados a la europea y aptos para integrarse a la política, a la burocracia y al ejercicio de las profesiones liberales ocupando los mejores cargos.

POSITIVISMO: CIENCIA Y EDUCACIÓN
Sin trabas morales para sus ambiciones dejaron de lado los principios éticos de sus antecesores y las costumbres tradicionales, creando un nuevo estilo de vida. Aprovecharon los empréstitos, los juegos de la Bolsa, el hipódromo y los naipes que se hicieron sus costumbres y le otorgaron dinero fácil que les permitió acceder al despilfarro, a las viviendas más suntuosas, a la vestimenta europea y gozar de todos los lujos.

El positivismo fue su filosofía: orden y progreso. Progreso significó crecimiento y modernización.Tenían la firme creencia en que los avances de la ciencia traerían consigo el progreso sin fin. Orden consistía en crear las condiciones de tranquilidad en las cuales debía encontrarse el pueblo para permitir la proyección del progreso sin pausa.

Con ellos comenzó la corrupción, un fenómeno nuevo en el país, salvo algunos pocos casos anteriores. Esta generación fue ajena al sentir nacional, inescrupulosa, dilapidó la riqueza de la Nación empobreciendo al país y exaltando como únicos valores culturales los propios de Europa, logrando también imponer en el país el respeto sagrado al capital extranjero.

EL PROYECTO DE LA GENERACIÓN DEL 80

El proyecto de la Generación del ochenta fue reordenar y modificar desde sus bases la sociedad argentina. Una generación de ideas liberales, europeísta, ansiosa por dejar atrás un pasado "bárbaro" y que, sin embargo, no pudo romper con al antigua base de la economía, la tierra.

Este proyecto se orientó sobre los siguientes objetivos: La federalización de Buenos Aires; La Campaña al Desierto y; La consolidación del Estado nacional y la inserción en la economía capitalista mundial como productores de materias primas.
JULIO ARGENTINO ROCA Y BARTOLOMÉ MITRE
El Presidente que inició este período fue Julio A. Roca, quien movió los hilos políticos del país: era un conservador pragmático, hábil y astuto. La fuerza electoral y la base política de esta generación, hábilmente manejada por Roca, fue el P.A.N. (Partido Autonomista Nacional) que era una alianza de dirigentes de todo el país cuya estrategia consistió en equilibrar las fuerzas del interior frente al avance del porteñismo.

A Roca y sus sucesores les interesaba legitimar el poder e imponer la pacificación. Se necesitaba un Estado director y gestor de la legislación transformadora, en todos los órdenes. Se impone una laicización del Estado: ley de Registro Civil, Matrimonio Civil y de Enseñanza laica (ley 1420), creación de tribunales de la capital, código de procedimiento en lo civil, Banco Hipotecario Nacional, organización de los territorios nacionales, ley de la consolidación de la deuda pública.

Se impone el oficialismo y el Estado es quien reparte cargos formando a su alrededor una especie de clientela política. En consecuencia, el sostén del P.A.N. se basaba en la corrupción electoral (fraude y falsificación del voto). El P.A.N.retuvo por estos medios el poder desde 1880 hasta 1916.

Ver siguiente: LA GRAN INMIGRACIÓN

jueves, 5 de julio de 2012

EL MODELO AGRO-EXPORTADOR

Ver anterior: LA REPÚBLICA CONSERVADORA

LA CONSOLIDACION DEL MODELO ECONÓMICO

En la segunda mitad del siglo XIX, a partir del ciclo de exportación de lanas comenzó a formarse en nuestro país una economía capitalista, que se iría desarrollando en las décadas siguientes. Así, gran parte de la tierra que estaba en manos del Estado pasó a manos del sector privado. Allí se establecieron las estancias de crías de ovinos, quedando la producción en manos de una clase de terratenientes. 

Por otro lado, en el extremo opuesto de la escala social, comenzó a crecer la demanda de mano de obra, formándose un mercado de trabajo (hombres y mujeres venden su trabajo a cambio de un salario). Finalmente el capital extranjero comenzó a intervenir para financiar ciertos aspectos de la economía exportadora, cobrando mayor fuerza a partir de la década de 1880. Fue precisamente entre ese año y 1914, cuando el crecimiento de las exportaciones argentinas produjo un aumento vertiginoso, multiplicándose diez veces el total de las mismas. El principal comprador de los productos agropecuarios argentinos fue el Reino Unido. 

A partir de 1880, la demanda de alimentos del mercado mundial superó a la de insumos textiles. Argentina, cuyas tierras fértiles se encuentran entre las mejores del mundo, aprovechó esta oportunidad para desarrollar la producción de dos nuevos productos para exportar: la carne y los cereales. Si bien la lana fue el principal rubro de exportación hasta 1895 aproximadamente, a mediados de la década de 1870 comenzó a surgir la producción de trigo, que en años posteriores iba a gozar de grandes éxitos. 
A partir de la fecha mencionada, se logró abastecer de harina el mercado interno y progresivamente se comenzaron a generar excedentes para exportar. Esta producción provenía de un grupo de colonias agrícolas ubicadas en el centro de la provincia de Santa Fe. Aunque rápidamente se produjo una gran expansión geográfica de la producción de trigo, abarcando casi la totalidad de la región pampeana: provincia de Buenos Aires, sur de Santa Fe y Córdoba y nordeste de La Pampa.

Por otra parte, desde 1880, se perfeccionaron los medios para mantener las carnes en frío durante su traslado a través del océano (recordemos que las primeras exportaciones se realizaban con ganado en pie). Asimismo se debió llevar a cabo un proceso de mestizaje y de mejoramiento en la calidad de las pasturas para lograr de las carnes argentinas  uno de los mejores productos del mundo en cuanto a sabor y valor nutritivo. La cría de ganado bovino se combinó con la siembra de cereales. Se formaron estancias mixtas, que dedicaban parte de su superficie a la siembra y parte a la ganadería. 

La variación de los precios internacionales llevaba a que generalmente las  exportaciones terminaran siendo mixtas (carnes y cereales), de modo que los terratenientes amortiguaran el efecto de estas variaciones. Esta producción mixta hacía necesaria la posesión de grandes extensiones de tierras, conspirando contra la formación de una clase de pequeños y medianos propietarios rurales. Al mismo tiempo, este crecimiento desplazó la producción ovina (lana) a regiones más áridas y apartadas como el sur de La Pampa y Río Negro.

A partir de este momento, la llanura pampeana se transformó en el polo dinámico del desarrollo económico del país. Allí se generaba la producción para la exportación, se invertía la mayoría de los capitales nacionales y extranjeros y se concentraba el 70% de la población del país, dando lugar a un vigoroso desarrollo económico y social.

Sin embargo, si bien las exportaciones se multiplicaron varias veces entre 1880 y 1914, las importaciones crecieron aún más, por lo que la balanza comercial argentina continuó siendo deficitaria durante este período. Llegaban, fundamentalmente desde el Reino Unido, una gran variedad de productos manufacturados, destinados al consumo masivo de la población. Al mismo tiempo, los británicos comenzaron a invertir cada vez más en dos sectores fundamentales de la economía argentina para la consolidación del modelo agroexportador: los ferrocarriles y los frigoríficos.

El desarrollo del ferrocarril provocó una baja sustancial en el costo de los fletes. Así, se fueron sumando a la actividad productiva tierras alejadas de los puertos y de los centros de consumo. Pero al mismo tiempo, generaron una mayor integración del Estado nacional. Muchos pueblos se construyeron alrededor del ferrocarril y los trabajadores ferroviarios. Año tras año crecía el tendido ferroviario. Entre 1887 y 1914, había aumentado 5 veces aproximadamente (de 6700 km a 35500 km). La financiación de las inversiones ferroviarias se realizó casi exclusivamente con capital extranjero. En parte, por la carencia del Estado nacional de las grandes sumas de dinero necesarias para encarar obras de tamaña envergadura; Pero también por una decisión ideológica de los gobiernos de turno que decidió que solo las rutas improductivas debían ser explotadas por el Estado, en tanto que las productivas debían quedar libradas al capital privado, fundamentalmente en manos del capital ingles.

Por otra parte, el aumento de la demanda de carne por parte de Gran Bretaña, incentivó el desarrollo de los frigoríficos. Los británicos fueron pioneros en este rubro. A pesar de la existencia de frigoríficos de capitales argentinos, fueron los ingleses quienes dominaron el negocio de la exportación de carnes. Sin embargo, en los inicios del siglo XX, el capital estadounidense comenzó a intervenir en la industria frigorífica, produciendo un cambio en la forma de procesar las carnes: la carne que hasta ese momento se enviaba congelada, los norteamericanos mejoraron la calidad de las mismas enviándolas enfriadas, lo que le permitía tener mejor sabor. Las exportaciones de carne argentina comenzaron a aumentar en forma espectacular, convirtiéndose en el principal proveedor del Reino Unido.

Ver siguiente: LA GENERACIÓN DEL ´80

LA REPÚBLICA CONSERVADORA 1880-1916

Ver anterior: LA REPÚBLICA LIBERAL 1862-1880

1880 – 1916  LA REPUBLICA CONSERVADORA

Desde la segunda mitad del siglo XIX, los países europeos industrializados comenzaron a demandar productos agropecuarios, cuyo traslado se vio abaratado por los avances de los medios de transporte. Así se produjo una distribución del papel que cada economía cumpliría en el comercio internacional: algunos países se harían cargo de la producción industrial, mientras que otros se especializarían en las materias primas. A esta distribución se la denominó división internacional del trabajo.

Esta división fue sustentada por el liberalismo, doctrina económico- política que se impuso en Europa a partir de mediados del siglo XIX. Entre otras cosas, la economía liberal proponía la supresión de las trabas aduaneras del comercio internacional. La decisión política de comerciar libremente los productos posibilitó la división internacional del trabajo.

Argentina se insertó entre los países proveedores de materias primas y receptor de capitales, manufacturas e inmigración. En ciclos sucesivos nuestro país produjo y exportó: lana, trigo, carne y cereales. Por esta razón hablamos de un modelo agroexportador, cuyo desarrollo se produce entre 1850 y 1880, y vive su apogeo entre 1880 y 1914. Para sustentar este modelo, fueron necesarias obras de infraestructura, mano de obra e insumos industriales. Y al mismo tiempo, era necesaria una figura política con la fuerza suficiente para imponer desde el gobierno los intereses de los grandes terratenientes.

Así, en 1880, el Colegio Electoral impuso a Julio Argentino Roca como presidente de la Nación. Roca poseía una larga trayectoria como militar, habiendo participado de la represión de las rebeliones producidas en el interior del país, en la Guerra del Paraguay, y había conducido la “Campaña del desierto”, en la que se sometió a los pueblos originarios del sur de La Pampa y de la Patagonia.

Roca dejó el camino allanado para entregar las tierras a los nuevos propietarios, a los que ya había sido asignada antes de la operación militar mediante la suscripción de 4.000 bonos de 400 pesos, cada uno de los cuales dio derecho a 2.500 hectáreas. Un total de diez millones de hectáreas, en consecuencia, fueron vendidas por el Estado a comerciantes y estancieros bonaerenses en forma previa a la conquista de las tierras. El excedente obtenido, en lotes de a 40.000 hectáreas cada uno, fue rematado en 1882 en Londres y París, dando lugar así a la aparición de los primeros terratenientes de esos orígenes en los campos argentinos.

"Las tierras que aún quedaban en manos del Estados fueron utilizadas, en 1885, para cancelar las deudas acumuladas con los soldados desde 1878, pero tanto los oficiales como la milicia necesitaban efectivo y terminaron malvendiendo sus partes a los mismos que habían sido los financistas primitivos, de manera que toda esa superficie pasó a manos de 344 propietarios a un promedio de 31.596 hectáreas cada uno.
 Apropiación de la tierra a los aborígenes y genocidios en el Río de la Plata", Fernando Del Corro.

Roca llegó a la presidencia representando al Partido Autonomista Nacional (P.A.N.), donde se nucleaban las clases dirigentes de las provincias del interior del país, quienes se encontraban enfrentados con los representantes de los intereses de la provincia de Buenos Aires. A partir de su ascenso al poder, las minorías dominantes dieron por terminadas sus disputas internas y aceptaron el plan que el presidente consignó en dos palabras: “Paz y administración”. 

Así evitaron los conflictos políticos mediante prudentes arreglos y se dedicaron a promover la riqueza pública y privada. Muy pronto las minorías adquirieron el aire de una oligarquía preocupada sólo por sus intereses y privilegios. A medida que el número de inmigrantes crecía, la oligarquía estrechaba sus filas.

El régimen conservador dispuso de una serie de mecanismos a través de los cuales garantizaba su permanencia en el poder y su funcionamiento. Le otorgó suma importancia al control de la sucesión política (presidente, gobernadores y senadores) cuyo fin era impedir que alguno de esos cargos fuera ocupado por miembros de sectores opositores. El control del colegio Electoral y el fraude fueron los mecanismos  utilizados para garantizar esa continuidad.  El voto “cantado” daba lugar a la intimidación y la violencia en los comicios,  y aseguraba los resultados deseados por el partido dominante.

LAS LEYES LAICAS

El gobierno resolvió encarar transformaciones en el ámbito institucional, tomando como modelo a los países europeos liberales. Esto generó apasionados y violentos debates. En 1884 se aprueba la ley de creación del Registro Civil, por la cual se encomendaba al Estado el registro de las personas, confiado antes a la institución eclesiástica. 

Ese mismo año, se promulgó la Ley de Educación Común, que establecía que la educación primaria era obligatoria, laica y gratuita. Esto posibilitó la alfabetización de miles de niños, incluyendo a los hijos de inmigrantes. A la vez, su carácter de laica implicaba la imposibilidad de impartir educación religiosa en la escuela pública. Un año más tarde se consagró la Ley de Educación Superior, garantizando la autonomía universitaria frente al poder estatal. Unos años después se estableció el matrimonio civil, con lo que el proceso de renovación institucional quedaba concluido.

Lógicamente que estas medidas, siguiendo los preceptos del liberalismo, propiciaron la separación de la Iglesia y el Estado; situación que provocaría la ruptura de relaciones diplomáticas con el Vaticano por algún tiempo. Por otro lado, le aseguraba al gobierno un centralismo administrativo que el Estado debía garantizar. Pero también quedaron desde entonces divididas las clases tradicionales en sectores ideológicos: liberales por un lado, y católicos por otro.  

Ver siguiente: EL MODELO AGRO EXPORTADOR

martes, 26 de junio de 2012

LA FORMACIÓN DEL ESTADO ARGENTINO 1856-1880

Ver anterior: LA DEMOCRACIA EN EL SIGLO XIX 

LA ORGANIZACIÓN NACIONAL ARGENTINA
BATALLA DE CASEROS

Hacia mediados del siglo XIX, la consolidación del capitalismo en Europa occidental, la estructuración de un mercado mundial y la división del trabajo ofrecían perspectivas favorables para que nuestro país se insertara en este nuevo modelo de organización mundial que proponían las economías industriales.

La creencia en la idea de un progreso indefinido que corregiría todas las contradicciones presentadas en la organización social y política de los nuevos estados incorporados al capitalismo se sostenía sobre dos bases: orden y progreso. El desafío planteado en nuestro país consistía en la implementación de un programa de modernización del Estado para establecer un poder centralizado capaz de controlar la política y la economía, así como también desarrollar un sentimiento compartido de nación entre sus habitantes.

Esta posibilidad de organizar un estado centralizado hacía necesario someter las voluntades de los grupos dominantes durante la etapa posterior a la independencia, avanzando sobre las libertades de las jurisdicciones locales. En este sentido los principales esfuerzos de la consolidación del Estado se concentraron en la organización de una estructura militar que monopolizara el uso de la fuerza; y de una organización del sistema de impuestos que permitiera sostener los gastos de la nueva estructura política.

Con este fin se organiza el ejército, la corte de justicia, el banco nacional, la emisión de papel moneda, la administración de aduanas y la contaduría general de la nación. Dentro de esta organización se hizo necesario unificar el derecho mediante la creación de códigos civiles, penales y comerciales. Para la difusión de estos nuevos marcos de legalidad se impulsó la educación pública y gratuita.

La modernización del estado hizo necesaria la utilización de los nuevos avances tecnológicos que permitieran articular estas acciones por medio de la instalación de telégrafos y ferrocarriles. La modernización hacía necesaria la incorporación de nuevos territorios donde extender este sistema de dominación para lo cual se procedió a ampliar las fronteras de la civilización mediante el exterminio de las poblaciones nativas para incorporar sus territorios a las áreas de producción orientadas a la nueva organización y división internacional del trabajo.

Esta avanzada, concretada en 1880 sobre las tierras marginales, y el control de las antiguas áreas mediante el sofocamiento de los alzamientos organizados por los líderes de las provincias que quedaban excluidas del nuevo orden, permitieron la consolidación del gobierno nacional.




La presidencia de Bartolomé Mitre

Mitre, al asumir la presidencia en octubre de 1862, se encontró con un obstáculo: el problema de la residencia de las autoridades nacionales. La solución la encontró mediante la “Ley de compromiso” que establecía que los miembros del poder ejecutivo podrían residir en Buenos Aires hasta tanto se fijase la capital de la república.

Durante el debate de esta ley quedaron expuestas dos tendencias del liberalismo porteño: Los mitristas o nacionalistas que pretendían que se nacionalizara la ciudad y la aduana; y por otra parte, los autonomistas que pretendían conservar los privilegios de Buenos Aires. Ambos partidos pertenecían a la misma clase social y su objetivo era la toma del poder para controlar el aparato estatal.

El gobierno nacional fue imponiéndose por medio del ejército sobre el poder de las provincias centralizando funciones como la recaudación impositiva, la emisión de moneda, la educación y el poder represivo. Mitre encargó a un grupo de juristas la redacción de un código civil y de comercio para la nación y creó la Corte Suprema de Justicia y los tribunales inferiores. Se crearon catorce colegios nacionales, uno para cada provincia, con el fin de unificar ideológicamente a todos los territorios. Para financiar estas reformas creó un aparato recaudador nacional mediante el cual poder extraer recursos de la sociedad de una manera organizada y previsible.

La guerra del Paraguay

Durante la presidencia de Mitre comenzó la guerra del Paraguay que enfrentó a la triple alianza (Uruguay, Argentina y Brasil) contra Paraguay. Esta se prolongó entre 1865 y 1870, su causa respondía a los intereses británicos de proveerse de algodón para sus industrias y acabar con el modelo autónomo de desarrollo del Paraguay.

El Paraguay era la única nación que no tenía deuda pública y poseía sus propios astilleros, fábricas metalúrgicas, ferrocarriles, líneas telegráficas y fabricación de armamento. La mayor parte de las tierras pertenecían al Estado y además poseía el monopolio del comercio exterior.

La declaración de la guerra fue muy impopular en el interior de nuestro país ya que Paraguay era considerada una república hermana, esto provocó el levantamiento de algunas provincias que fueron sofocados por el gobierno nacional. Sin embargo, la guerra se prolongó durante cinco años y costó al país cuantiosas sumas de dinero y 50 mil muertos.

En 1870, durante la presidencia de Sarmiento los aliados tomaron Asunción poniendo fin a la guerra. Paraguay había quedado destrozada, su población fue diezmada y el territorio arrasado. El general Mitre declaró:

“En la guerra del Paraguay ha triunfado no sólo la República Argentina sino también los grandes principios del libre cambio (…) Cuando nuestros guerreros vuelvan de su campaña, podrá el comercio ver inscriptos en sus banderas victoriosas los grandes principios que los apóstoles del libre cambio han proclamado.”

Finalizada la guerra, Brasil saqueó Asunción, instaló un gobierno adicto y se apropio de una gran porción del territorio paraguayo. En tanto que el regreso de las tropas trajo consigo, en 1871,  una terrible epidemia de fiebre amarilla. La peste dejó como saldo 13 mil muertos y provocó el traslado de las familias oligárquicas, que abandonaron sus casonas de la zona sur, hacia la zona norte de la ciudad.

La presidencia de Sarmiento

Domingo Faustino Sarmiento asume la presidencia el 12 de octubre de 1868 con el apoyo de Mitre, su obra estuvo orientada a “civilizar” a la nación. Con este objetivo triplicó el número de alumnos, fundó ochocientas escuelas y creó las escuelas normales de formación de docentes. Veía en esta tarea la garantía para transmitir los valores tradicionales, el culto a la obediencia, el respeto a la autoridad y la unificación del pensamiento. Completó su labor educativa la creación del Colegio Militar y de la Escuela Naval.
Sarmiento comprendió la necesidad de establecer un sistema nacional de comunicaciones y para ello se tendieron cinco mil kilómetros de cables telegráficos y se inauguró la primera línea telegráfica con Europa. Modernizó el correo y se preocupó por extender las líneas férreas. La red ferroviaria fue construida por empresas inglesas a las que se les concedía grandes beneficios. El trazado de las líneas se realizó en abanico, sin conexión entre las regiones, hacia el puerto de Buenos Aires según el interés de los británicos para poder exportar la producción local hacia Londres.

Durante su gobierno se intentó la fundación de colonias de agricultores, sin embargo, no pudo concretar esta obra por la oposición de los terratenientes porteños. El poder de la oligarquía terrateniente fue aumentando en la medida que el Estado se consolidaba. La clase dirigente argentina había tomado el hábito de solicitar préstamos de divisas al exterior. Esto generaba una sensación falsa de prosperidad.

En 1873 se produjo una crisis económica en los países centrales por lo cual suspendieron los créditos e inversiones e hicieron disminuir el precio de nuestras materias primas. Sus consecuencias fueron quiebras de empresas, devaluación de la moneda, reducción de los salarios de los empleados públicos, disminución de la inmigración y desocupación.

Su obra de gobierno incluyó la organización de la contaduría nacional y el Boletín Oficial, que permitía a la población en general conocer las cuentas oficiales y los actos de gobierno, creó el primer servicio de tranvías a caballo y diseño los jardines botánico y Zoológico.

La presidencia de Avellaneda

En 1874 fue electo el tucumano Nicolás Avellaneda, el mitrismo, derrotado en las elecciones fracasó en su intento de dar un golpe de Estado. Concluida la revuelta Avellaneda incorporó a su gabinete a miembros de la oposición mitrista como forma de conciliación.
NICOLÁS AVELLANEDA

En 1876 se promulgó la “ley de inmigración” que prometía tierras y trabajo para los campesinos europeos que se asentaran en nuestro país. La necesidad de poblar nuestro territorio se convirtió en política de Estado dando como resultado un aumento importante de la población.

Avellaneda sufrió los efectos perdurables de la crisis económica y aplicó medidas extremas: disminución del presupuesto público, suspensión de la convertibilidad del papel moneda a oro, rebaja de sueldos y despidos de empleados públicos. A partir de 1876 llegaron al país los primeros barcos frigoríficos aumentando las posibilidades de exportación de nuestro país e incrementaba el valor del ganado.

Al finalizar su presidencia, Avellaneda envió al parlamento un proyecto de federalización de Buenos Aires. El proyecto provocó la reacción del gobernador, Carlos Tejedor, quien se sublevó contra las autoridades nacionales, Entre tanto se llevaron a cabo las elecciones nacionales que dieron el triunfo a la fórmula Roca- Madero, partidarios de la federalización.

La ciudad fue sitiada y Tejedor debió renunciar. Finalmente, en agosto de 1880, la legislatura de nacional disolvió a la legislatura bonaerense y sancionó la Ley de Federalización de la ciudad de Buenos Aires. La ciudad fue declarada Capital Federal de la República Argentina.

Adaptación del texto: PIGNA, Felipe (Coord.), Historia, La Argentina Contemporánea, Ed. A-Z, Bs. As., 2007.


ACTIVIDADES:

a)      Organizá en una línea de tiempo las presidencias del periodo de formación del Estado nacional
b)      Sintetizá la labor de gobierno de cada una de ellas
c)      Organizá en un cuadro las acciones llevadas adelante para la consolidación del estado nacional según sean sociales, políticas, económicas, judiciales, militares

vVer siguiente: LA REPÚBLICA CONSERVADORA

miércoles, 6 de junio de 2012

LAS DEMOCRACIAS EN EL SIGLO XIX

Ver anterior: SOCIALISMO Y MARXISMO

LA DEMOCRACIA LIBERAL EN LOS SISTEMAS EUROPEOS Y AMERICANOS DEL SIGLO XIX

El liberalismo y el conservadorismo fueron las corrientes ideológicas que, como el nacionalismo y el socialismo, influyeron en el pensamiento de los hombres de la segunda mitad del siglo XIX. Cada una de estas corrientes ideológicas tenía un punto de vista diferente sobre el problema de la democracia.

En efecto, en el período comprendido entre 1850 y 1914, la sociedad burguesa debió enfrentar un problema político fundamental: el de su democratización. Los principios liberales (difundidos en Europa por la expansión napoleónica y luego por las revoluciones liberales de 1830 y 1848) fueron imponiéndose por sobre las ideas conservadoras que seguían sosteniendo los principios de la monarquía absoluta. Las posiciones se enfrentaban entre los partidarios de la monarquía y los de la soberanía del pueblo.

Para los gobiernos de la segunda mitad del siglo XIX la democracia política era un problema porque permitía la participación en el gobierno de la mayor parte de la población. Esta población era en su mayoría pobre y no estaba educada, por lo tanto, los grupos sociales con poder económico y político pensaban que no estaba capacitada para dirigir los asuntos públicos y asegurar un mayor bienestar para todos los integrantes de la sociedad.

A pesar de las diferencias, frente a la aparición de ideologías más peligrosas como el socialismo y la democracia radical,  se produjo la unión, a fines del siglo XIX, de un gran sector de los conservadores con los liberales. En diferentes momentos de la segunda mitad del siglo XIX, la democracia liberal se consolidó como régimen político en los Estados Unidos de América y en casi toda Europa -en los países de la región occidental antes que en los de Europa oriental-. Y, poco a poco, se fue difundiendo también en otras regiones del planeta, como América Latina y el Japón, por ejemplo. 

Sin embargo, los gobiernos que por un lado impulsaban el establecimiento de constituciones liberales y asambleas soberanas elegidas por sufragio, por otro, limitaban el derecho a votar y a ser elegido de la mayor parte de los ciudadanos varones y de todas las mujeres. Esta contradicción reflejaba el sentimiento de los grupos sociales más poderosos: aceptaban la democratización como inevitable pero temían sus resultados. En cada sociedad, el problema de establecer un régimen político de democracia liberal y avanzar en la democratización real de la política tuvo desarrollos particulares y resultados que  fueron también diversas.

Democracia y conservadurismo

Desde mediados del siglo XIX, entre los liberales comenzó a desarrollarse un movimiento democrático más radical que se propuso avanzar hacia un mayor grado de igualitarismo en la organización política de las sociedades.  Fue frente a este movimiento democrático que, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, comenzó a afirmarse el conservadorismo. Se empezó a considerar conservadores a los grupos de la burguesía que se oponían a las reformas políticas que tendían hacia la democratización.

El liberalismo implantado en los países europeos no implicaba “democracia” en su sentido más amplio, si bien la burguesía había logrado formar parte del gobierno y se había logrado la conquista de muchos derechos.
La nueva democracia era “restringida”,  sólo un pequeño grupo de notables (formada por la antigua aristocracia y la alta burguesía) ocupaban los puestos de gobierno. El resto de los habitantes encontraba imposible la participación política ya que el concepto de ciudadano se aplicaba solo a aquellos que poseían rentas, o una determinada educación, o pertenecían al sexo masculino. En los Estados Unidos esta posibilidad estaba excluida para los habitantes afroamericanos.

Democracia en América Latina

A partir de los movimientos independentistas en la primera década del siglo XIX, los grupos dominantes de latifundistas (grandes propietarios de tierras) conservadores y criollos se debatieron entre la idea de instaurar monarquías constitucionales y el republicanismo. Las repúblicas no necesariamente son democráticas. La organización de los nuevos estados constitucionales tenía que permitir la incorporación a la élite conservadora de la burguesía alta y media que el crecimiento de la América neocolonial requería. 

Esta burguesía ocuparía las funciones burocráticas de los nuevos estados regionales y nacionales.A finales del siglo XIX las oportunidades económicas que ofrecía la división internacional del trabajo permitieron a la élite absorber esta burguesía y conformar una aristocracia liberal o clase dirigente de las democracias restringidas latinoamericanas.

Consideradas en su conjunto, las estructuras políticas posteriores a la independencia, sean repúblicas liberales- conservadoras o una monarquía como en Brasil, compartían elementos básicos hacia 1850: poderes ejecutivos fuertes con amplios poderes para establecer el estado de sitio y nombrar los ejecutivos provinciales; eran capaces de controlar las elecciones nacionales mediante amplios poderes judiciales y policiacos, imponían requisitos para votar como un alto ingreso o un cierto nivel educativo; y excluían a los asalariados rurales y urbanos, a los sirvientes, y en algunos casos a los empleados de comercio de la participación democrática.

Ambos tipos de gobierno excluían a los ciudadanos libres desposeídos y pobres de la participación política mientras que las elecciones indirectas igualmente filtraban a los elementos de la votación popular. Un cálculo generoso de la participación política de la población masculina en todas las poblaciones latinoamericanas probablemente se acercaría del 2 al 4 por ciento durante la mayor parte del siglo XIX.  Eran las repúblicas oligárquicas, a veces federalizadas en teoría pero de hecho centralizadas.

ACTIVIDAD:

  1. ¿Qué diferencias existen entre los liberales y los conservadores?
  2. ¿Por qué resultaba problemática la “democracia” a mediados del siglo XIX?
  3. ¿Cuál es la contradicción que se plantea en las democracias del siglo XIX?
  4. Justificá la siguiente frase: “ A fines del siglo XIX los liberarles se vuelven conservadores?
  5. Definí el significado de "democracia restringida”
  6. ¿Cómo se formó la clase dominante de los nuevos estados latinoamericanos durante el siglo XIX?
  7. Realizá una lista con las características de las estructuras políticas en Latinoamérica en el siglo XIX?

martes, 5 de junio de 2012

SOCIALISMO - MARXISMO

Ver anterior: LIBERALISMO

SOCIALISMO

Es el término que, desde principios del siglo XIX, designa aquellas ideas y acciones políticas que defienden un sistema económico y político basado en la socialización de los medios de producción y en el control por parte del Estado de las actividades económicas, lo que se oponía a los principios del capitalismo.Aunque el objetivo final de los socialistas era establecer una sociedad comunista o sin clases, se fueron centrando cada vez más en reformas sociales realizadas dentro del liberalismo. A medida que el movimiento evolucionó y creció, el concepto de socialismo fue adquiriendo diversos significados en función del lugar y la época donde se impuso.

Si bien sus inicios se remontan a la época de la Revolución Francesa, el término comenzó a ser utilizado de forma habitual en la primera mitad del siglo XIX por los intelectuales tras comprobar los efectos sociales que trajo consigo la Revolución Industrial. Entre sus primeros teóricos se encontraban el aristócrata francés conde de Saint-Simon, Charles Fourier y el empresario británico y doctrinario utópico Robert Owen. Como otros pensadores, se oponían al capitalismo por razones éticas y prácticas.

Según ellos, el capitalismo constituía una injusticia: explotaba a los trabajadores, los degradaba, transformándolos en máquinas o bestias, y permitía a los ricos incrementar sus rentas y fortunas mientras los trabajadores se hundían en la miseria. Mantenían también que el capitalismo era un sistema ineficaz para desarrollar las fuerzas productivas de la sociedad ya que atravesaba crisis cíclicas, que se repetían, causadas por periodos de superproducción o escasez de consumo,

El capitalismo no proporcionaba trabajo a toda la población (con lo que no permitía que los recursos humanos fueran aprovechados o quedaran subutilizados) y generaba lujos, en vez de satisfacer necesidades. El socialismo suponía una reacción al extremado valor que el liberalismo concedía a los logros individuales y a los derechos privados, a costa del bienestar colectivo. Los socialistas compartían con los liberales el compromiso con la idea de progreso y la abolición de los privilegios aristocráticos aunque, a diferencia de ellos, denunciaban al liberalismo por considerarlo una máscara tras la que la avaricia capitalista podía florecer sin obstáculos.

El socialismo científico

En 1848 Karl Marx y a Friedrich Engels publican “ El manifiesto comunista”. En este libro realizan una profunda crítica al capitalismo y le otorgan al socialismo un marco teórico y práctico fundamentado en una visión materialista de la historia. El socialismo científico o marxismo sostenía que el capitalismo era el resultado de un proceso histórico caracterizado por un conflicto continuo entre dos clases sociales opuestas: Una gran clase de trabajadores sin propiedades, el proletariado; y una pequeña pero poderosa clase: la burguesía capitalista, dueña del capital.

En 1864 se fundó en Londres la Primera Internacional, asociación que pretendía establecer la unión de 
todos los obreros del mundo y se fijaba como último fin la conquista del poder político por el proletariado. A finales del siglo XIX, el marxismo se había convertido en la ideología de casi todos los partidos que defendían la liberación de la clase trabajadora La transformación que experimentó el socialismo al pasar de una ideología compartida por un reducido número de intelectuales y activistas, a la ideología de los partidos de masas de las clases trabajadoras coincidió con la industrialización europea y la formación de un gran proletariado.


Marx explicaba que los dueños del capital eran los únicos que tenían la posibilidad de acumular capital debido a que eran los dueños de los medios de producción ( fabricas, máquinas, etc) . Esta situación les permitía apropiarse de la plusvalía que creaban los obreros en sus fábricas. Se llama plusvalía al valor que se le agrega a un recurso cuando es transformado en mercancía por el trabajo del hombre. Los obreros al trabajar crean plusvalía pero es el dueño del medio de producción quien se queda con la mayor parte y el resto la recibe el obrero bajo la forma de salario, que apenas le alcanza para subsistir y seguir trabajando.

De acuerdo con Marx, los socialistas científicos sostenían que las relaciones capitalistas irían eliminando a los pequeños productores hasta que sólo quedasen dos clases antagónicas enfrentadas, los capitalistas y los obreros. La clase trabajadora tomaría conciencia de esta situación y se produciría un enfrentamiento entre ambas clases. El resultado sería una revolución donde el proletariado tomaría el poder y desaparecerían las clases sociales.

Mientras tanto, los partidos socialistas, aliados con los sindicatos, lucharían por conseguir derechos laborales y establecer una lista de exigencias mínimas que podrían aplicarse dentro del sistema capitalista.
Estas exigencias incluían importantes reformas políticas, como el sufragio universal y la igualdad de derechos de la mujer, un sistema de protección social (seguridad social, pensiones y asistencia médica universal), la regulación del mercado de trabajo con el fin de introducir la jornada de ocho horas reclamada de forma tradicional por anarquistas y sindicalistas y la plena legalización y reconocimiento de las asociaciones y sindicatos de trabajadores. A diferencia de los marxistas, los socialistas creían que todas sus demandas podían realizarse en los países democráticos de forma pacífica.

Actividades:
Realizá una lectura del texto sobre el socialismo y responda las siguientes consignas.

1. ¿En qué contexto surge el socialismo?

2. ¿Qué es el socialismo?

3. ¿Qué criticas realiza el socialismo al liberalismo?

4. Describí las diferencias y similitudes del socialismo y el liberalismo?

5. ¿A que se llama socialismo científico y cuál es su visión de la historia?

6. Reflexioná sobre la siguiente afirmación y justificá tu opinión. “El socialismo no es revolucionario”

7. Realizá un cuadro comparativo con las semejanzas y diferencias entre socialismo y liberalismo

8. Explicá que es la “plusvalía” para Marx

9. Observa la primera imagen: ¿ Qué significado le encontrás?


Ver siguiente: LAS DEMOCRACIAS DEL SIGLO XIX






domingo, 3 de junio de 2012

IDEOLOGÍAS: LIBERALISMO

Ver anterior PROGRAMA HISTORIA

EL LIBERALISMO

Al hablar de “ideología” debemos entender a esta palabra como un grupo de ideas que están asociadas, relacionadas, conectadas entre sí. Estas ideas representan la manera o el modo en que una persona o grupo de personas creen que debe funcionar la sociedad en que viven.

El liberalismo es la ideología que tenia la burguesía formada por comerciantes, banqueros, intelectuales, profesionales (médicos, abogados, etc.) y dueños de grandes talleres de manufacturas. La palabra burgués significa habitante del “burgo”, que era como se llamaba a las ciudades en la Edad Media

Los burgueses fueron constituyéndose como grupo entre los siglos XVI y XVIII. Crecieron dentro del sistema feudal, sin embargo, este sistema les imponía trabas para desarrollar sus actividades y pensamientos. Por ello buscaron una alianza con el sector más oprimido en el sistema feudal, campesinos y artesanos, para enfrentar a los nobles.

Su objetivo era conseguir libertades económicas, sociales y políticas. El enfrentamiento con la nobleza feudal llego a su punto culminante en Francia en el año 1789. Este enfrentamiento es conocido como “la revolución francesa” y logró derrocar a la monarquía e imponer las ideas de la burguesía al conjunto de la sociedad francesa.

Inglaterra fue otro de los países donde la burguesía creció en número e importancia. La monarquía buscó a este grupo como aliado y no hubo necesidad de llegar a una revolución política como sucedió en Francia. De a poco, mediante reformas parciales de las leyes inglesas, la burguesía logró encontrar el espacio necesario para desarrollar sus actividades. Esta situación dió como fruto una revolución en el sistema de producción de manufacturas, a partir del siglo XVIII, conocida como revolución industrial.

El liberalismo es un sistema filosófico, social, económico y político, que promueve las libertades individuales y se opone a cualquier forma de despotismo (autoridad absoluta no limitada por las leyes ni por ningún control constitucional). Sostiene principios republicanos (división de poderes), la democracia como forma de gobierno y promueve la acumulación de riquezas y del capitalismo como sistema económico.

Entre sus características principales podemos destacar el individualismo por encima de todo aspecto colectivo o social. La libertad como un derecho inviolable; libertad de pensamiento, libertad religiosa, de expresión, de asociación, de prensa, etc. cuyo único límite consiste en la libertad de los demás. Estas libertades garantizan que el gobierno no se entrometa en los asuntos particulares de los individuos.

Los liberales aseguran que el desarrollo de las libertades individuales permite el progreso de la sociedad. Es por eso que defienden la libre iniciativa del individuo y la competencia como motor del desarrollo. Propone que el Estado intervenga de forma mínima en la vida de las personas.

Para lograr este desarrollo de los individuos es necesario el establecimiento de un Estado de Derecho, donde todas las personas sean iguales ante la ley, sin privilegios ni distinciones; aquella persona que no cumple la ley sufre un castigo. Con respecto a las leyes éstas deben ser claras y estar por escrito a fin de que todos los habitantes puedan conocerlas; para ello promueven la formación de códigos (conjunto de leyes) civil, comercial, penal, y constituciones.

El liberalismo político inspiró la organización del Estado de Derecho y la democracia liberal, durante el siglo XIX, forma en que se organizan la mayor parte de los Estados actuales. Su estructura principal se sostiene sobre el poder de los ciudadanos como soberanos, dueños, del poder gubernamental y la elección por el sufragio (voto) de sus representantes para gobernar mediante elecciones periódicas. El Estado de Derecho es el gobierno de la ley y no de una persona o grupo.

Otro aspecto importante es el derecho a la propiedad privada como fuente de desarrollo e iniciativa individual, y como todo derecho está protegido por la ley. El liberalismo económico o capitalismo, defiende la no intromisión del Estado en las relaciones comerciales entre los individuos y entre los Estados. Impulsa la reducción de impuestos y la eliminación de cualquier regulación y control sobre el comercio y la producción por parte del Estado.

La no intervención del Estado asegura la igualdad de condiciones de todos los individuos, lo que permite que se establezca un marco de competencia. La libre competencia permite que la actividad económica se regule por la ley de mercado. Es decir, que la oferta y la demanda son las que regulan los precios de los productos.

Actividades para el texto “El liberalismo”

a) Definí el concepto de liberalismo en menos de treinta palabras.
b) Identifica al grupo social, y sus orígenes, que impulsó esta ideología.
c) Sintetizá cuales son las características del liberalismo
d) Organizá las características del liberalismo en tres columnas según correspondan al aspecto social, político o económico.
e) Lectura de imágenes:
1) Relacioná cada imagen con alguna característica del liberalismo, definí el concepto y justifica su relación con la imagen
2) Elaborá una opinión personal de cada una de ellas.

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Ver siguiente: SOCIALISMO-MARXISMO