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EL MOVIMIENTO OBRERO
Desde las últimas décadas del siglo XIX
irrumpió un nuevo actor social: el movimiento obrero. Su crecimiento derivó de
varios factores: los cambios económico sociales, el aporte inmigratorio y las
nuevas ideologías que estos aportaron. Lógicamente que tuvieron mayor
incidencia en los grandes centros urbanos del litoral, donde el aporte de
inmigrantes fue más numeroso.
Pese a la prosperidad económica del país, la
situación de los trabajadores era penosa: excesivas jornadas laborales(hasta 14
horas), salarios muy bajos, pésimas condiciones de higiene y seguridad, trato
despótico a los obreros sin reconocerles el más mínimo derecho a reclamar. Las
corrientes clasistas internacionalistas como el anarquismo, el socialismo y el
sindicalismo fueron las que mayor repercusión tuvieron, aunque sus distintos
enfoques para enfrentar el sistema capitalista impedían la tan ansiada unidad
sindical.
Los reclamos de carácter revolucionario, la creciente agitación
social y el incremento de las huelgas, alarmaron a la clase dominante que los
consideró como “un real peligro social”. En 1902 el Congreso sancionó la
llamada Ley de Residencia que habilitaba al Poder Ejecutivo a la expulsión del
país a todo extranjero que perturbara el orden público o comprometiera la
seguridad nacional. Se trataba de un elemento coercitivo contra el movimiento
obrero.
PRIMERAS HUELGAS DEL MOVIMIENTO OBRERO |
Con altibajos, las acciones de protesta fueron creciendo mediante
manifestaciones multitudinarias o huelgas y la violencia aparecía con creciente
frecuencia. El 1 de mayo de 1909 una multitudinaria manifestación obrera fue
objeto de una brutal represión policial, cuyo resultado fue de 8 manifestantes
muertos y más de 100 heridos. Se llamó a una huelga general que paralizó a la
ciudad de buenos Aires por varios días. Pese a que el Presidente había
felicitado al jefe de policía coronel Ramón Falcón por su desempeño en la
represión, finalmente las autoridades aceptaron negociar. Este hecho se lo
conoce como la “semana roja”.
En noviembre un joven militante anarquista, Simón
Radowitzky, asesinó con una bomba a Falcón y su secretario, como un acto
reivindicatorio de los obreros muertos en mayo. Este hecho dio pie para una
escalada en la represión y persecución al movimiento obrero por parte del poder
político. En 1910 se sancionó la ley de “defensa social”, que acentuaba las
disposiciones de la Ley de Residencia, incluyendo la pena de muerte en casos de
terrorismo que causaran muertes.
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